La oración de Jacob en medio del temor y la turbación.
La oración de Jacob en medio del temor y la turbación.

La oración de Jacob en medio del temor y la turbación.

 Texto Clave: Génesis 32:9–12

INTRODUCCIÓN:

El libro de Génesis en el capítulo 32 nos narra una de las oraciones más importantes y trascendentales en la vida del patriarca Jacob.  Un hombre que se había caracterizado en su vida por confiar en sus habilidades de engaño y de hacer tretas y que se encontraba en un punto de no retorno, amedrentado por sus adversarios y sus adversidades. Jacob hijo de Isaac y de Rebeca, y hermano menor y mellizo de Esaú (Gn. 25:21–26) desde su nacimiento había demostrado una disposición a cualquier argucia para alcanzar sus objetivos, hasta el punto que batalló con su hermano desde el vientre de su madre para ser el mayor y al ser vencido, nació tomando a su hermano por el talón. Por esta razón fue nombrado por sus padres Jacob que significa «Suplantador; aquel que toma por el talón»

Dios había dicho, antes que ellos nacieran, que «el mayor servirá al menor» (Gn. 25: 23), dando así Su promesa a Jacob. Pero Jacob no esperó a la intervención y a los tiempos de Dios, sino que al contrario, se mostró dispuesto a recurrir a cualquier argucia y fraude para lograrlo por medio de sus fuerzas, siendo impaciente y no creyendo que Dios al final haría todo conforme a Su voluntad si esperaba en Él. Astutamente, cuando Jacob era muy joven,  logró comprarle la primogenitura a su hermano y luego con tretas, con la ayuda de su madre Rebeca, logró recibir la bendición de la primogenitura por parte de su padre Isaac. 

Después de todo esto Jacob huye hacía Padánaram y allí conoce a Labán que terminaría siendo su suegro y a quien estaría al servicio durante 20 años. 20 años que se caracterizaron por astucias, tretas y engaños por parte y parte de Jacob y su suegro y que al final, después de dos décadas, llevarían a Jacob a regresar a la tierra de sus padres siendo un hombre próspero, lleno de riquezas, ganado, con dos esposas y 11 hijos, pero también con adversarios en la tierra de su suegro y en la tierra de su padre.

Bajo ese contexto es que un Jacob lleno de miedo en su corazón de perder su vida, la de sus hijos o la de la madre de sus hijos. Con miedo de perder sus riquezas y todo el esfuerzo de muchos años entiende por primera vez en su vida que no había estrategia humana, argucia o estratagema humana que lo pudiera salvar y que su único camino era clamar a Dios por socorro.

CONTENIDO:

1. Necesitamos invocar a Dios en medio de la angustia. (v.9)

Jacob empieza su oración dirigiéndose al Dios de sus padres, Abraham e Isaac, reconociendo así que solamente Jehová es el único Dios y de que Él venía el cumplimiento de las promesas. Jacob no empezó su oración lamentándose por sus errores pasados, o por las adversidades de la vida, o por lo difícil que le había tocado vivir la vida, al contrario, ante el temor de las apariencias y de las circunstancias adversas recordó en oración lo que Dios había dicho de él y no lo que las circunstancias estaban gritando. (v. 9 ¨y yo te haré bien¨). De igual manera nuestra reacción o nuestra oración no puede ser de lamento y desespero ante las adversidades, sino, recordar en oración lo que las sagradas escrituras, la Palabra de Dios escrita dice acerca de nosotros y lo que nos promete y no descansar nuestra fe en misticismos o falsas profecías. Por esta razón como hijos e hijas de Dios necesitamos amar la Biblia y deleitarnos en ella para que cuando venga la adversidad, en nuestro corazón haya firmeza de lo que Dios realmente dice y tiene para nosotros.

2. Necesitamos reconocer la gracia de Dios con humildad. (v.10)

En esta parte de la oración, verso 10, Jacob reconoce la gracia de Dios, esa gracia que nos da lo bueno que nunca merecimos y que muchas veces pensamos que fue adquirido por nuestras fuerzas y oportunidades, fuerzas y oportunidades que al final Dios nos dio por amor y gracia. Jacob siempre había confiado en sus habilidades de engaño durante toda su vida, pero en este punto de quiebre reconoció que su prosperidad venía tan solo de Dios. Como hijos e hijas de Dios necesitamos entender y reconocer que todo lo que poseemos y que todo lo que hemos alcanzado es por la gracia de Dios, por lo tanto, en el corazón del cristiano no puede haber cabida para el racismo, para el elitismo, para el machismo, para el feminismo o para cualquier doctrina, filosofía o movimiento que exalte la grandeza de unos individuos sobre otros, pues al final, todos somos creación a la imagen de Dios y Jesús murió por amor de cada uno de nosotros en la cruz. En medio de la prueba debemos dejar la autosuficiencia, todo orgullo humano y rendirnos ante la gracia de Dios.

3. Necesitamos clamar a Dios en medio de la desesperación. (v.11)

Jacob aquí le dice a Dios con sinceridad de que tenía temor de su hermano y temía perder a sus hijos, temía que fueran heridos de muerte. Al encontrarse en este punto sin retorno, entre la espada y la pared, Jacob clamó a Dios en medio de su desesperación. Los hijos de Dios debemos levantar nuestra mirada a DIos en todo tiempo, en especial en medio de los momentos más difíciles de la vida, aunque sea que los hayamos provocado a causa de nuestros pecados y malas decisiones. Si la angustia y el desespero alcanza nuestro corazón debemos clamar a Dios por su amparo y misericordia. Dios nunca desprecia al corazón contrito y humillado y Su Palabra nos dice que nos acerquemos a Él y Él se acercará a nosotros. El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y lleno de amor para levantarnos del polvo.

4. Necesitamos descansar en las promesas y en la gracia de Dios en medio de la adversidad. (v.12)

Jacob en esta oración y en este momento de estrés entendió que Dios era el que realmente le podía librar de sus adversarios y de sus adversidades. All declarar lo que Dios había prometido y había dicho acerca de él lo llevó a descansar en su corazón y a fortalecerse en su fe en Dios. Por esta razón, es de suma importancia que los cristianos conozcamos las escrituras, que tengamos un amor profundo por la Palabra de Dios y la leamos constantemente, porque de allí viene nuestro alimento espiritual y las promesas de Dios que van a fortalecer nuestra fe una vez las conozcamos y estén en nuestro corazón. Su palabra es luz en medio de la oscuridad que nos va a dar claridad en los momentos más adversos de la vida. Jacob en este verso declaró refiriéndose a la Palabra de Dios << Y tú has dicho >>. ¿Cuáles promesas de Dios para nosotros en la Biblia conocemos que podamos decir a Dios y <<tú has dicho>>?.

¿Ya aceptaste a Jesús como el Salvador de tu vida?

La Biblia nos dice en el libro de Romanos en el capítulo 3:23-24 que todos los seres humanos estamos condenados a estar separados de la gloria y la presencia de Dios por toda la eternidad a causa de nuestros pecados. Pero Dios, en su amor y misericordia hacia nosotros, nos regaló la salvación eterna gratuitamente, justificandonos mediante la redención que es en Cristo Jesús. Jesús murió por nuestros pecados, derramando su sangre en el madero para pagar por nuestras deudas y resucitó al tercer día dándonos vida eterna. La Biblia nos enseña que la salvación no es por obras humanas, no es a través de una religión o por medio de algo que pueda hacer el hombre. Tan solo podemos ser salvos por la gracia a través de la fe en el sacrificio de Jesucristo. Romanos 10:9-11 nos declara que si confesamos a Jesús con nuestros labios, creyendo en nuestro corazón seremos salvos. Todo aquel que en Él creyere será salvo y no será avergonzado.

Si todavía no has aceptado a Jesús como el Señor y Salvador de tu vida y ese es tu deseo, puede hacerlo en este momento orando así:

Padre celestial, reconozco y confieso que soy pecador y me arrepiento de todos mis pecados. Te agradezco por amarme así tal cual soy yo; creo en tu hijo Jesús quien murió en la cruz por todos mis pecados y quien resucitó al tercer día para darme vida eterna. Señor Jesús confieso con mis labios y con mi corazón que creo en ti y te acepto como mi Salvador y mi Señor. Haz de mí la persona que tú quieras. Toma control absoluta de todas mis acciones. Gracias por la salvación y la vida eterna que me regalas. En el nombre del Señor Jesús. Amén.

Ahora que has aceptado al Señor Jesús busca una iglesia de sana doctrina donde se predique el evangelio de Jesucristo. Una iglesia sana (No hay iglesia perfecta) donde puedas conocer a Dios más profundamente y vivir en la libertad que te dio Cristo.

Pastor Edisson Otálvaro. 

Iglesia Cristiana la Cosecha, Phoenix, Arizona

lacosechaAZ@gmail.com